Cúrcuma: El poder antioxidante de la curcumina es comparable con los de las vitaminas C y E, e inclusive los beta-carotenos. Esta característica le permite actuar como un poderoso reductor del número de radicales libres en el cuerpo, los cuales son responsables por numerosas enfermedades tales como el cáncer. La curcumina también ha demostrado excelentes resultados en la reducción de los niveles de colesterol (LDL) y combatiendo la arterosclerosis, causa común de ataques al corazón. Específicamente la curcumina puede ayudar para: Aliviar artrítis e inflamaciones en las articulaciones, Facilitar la digestión, reducir la flatulencia, colitis y otra serie de dolores estomacales, Prevenir el cáncer. En su rol como antioxidante, la curcumina ayuda a prevenir ciertos tipo de cáncer (mama, piel, colon y linfomas), Problemas hepáticos (hígado), Infecciones bacteriales. El aceite volatil extraído de la cúrcuma funciona como un antibiótico externo, previniendo infecciones en las heridas, Heridas. La cúrcuma aplicada a las heridas acelera el proceso de curación.
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